El Standard de Lieja del portero mexicano Guillermo Ochoa jugaba la segunda jornada de la Europa League el jueves 4 de octubre ante el Akhisar turco y era una parada obligatoria dentro de nuestra cobertura por Europa.
El día anterior habíamos asistido a la derrota del PSV ante el Inter de Milán en la UEFA Champions League en Eindhoven, ciudad en donde pudimos dormir ya entrada la madrugada, esto debido a que salimos tarde del estadio y tuvimos que llegar a trabajar los videos realizados durante ese partido.
La mañana del jueves salimos del hotel en Eindhoven rumbo a Lieja a las 3 pm, el tiempo de traslado por coche de Eindhoven hacia Lieja es de alrededor de hora y media. El partido comenzaba a las 9 pm y necesitábamos estar en el estadio dos horas antes del inicio para recoger nuestras acreditaciones de prensa, llegar tarde no era opción así que hicimos todo con mucho tiempo de anticipación para realizar el viaje con calma.
Llegamos a Lieja con tiempo de sobra, así que pasamos a un lugar a comprar chocolates ya que Bélgica es famosa por la exquisitez de los mismos (y si, no me gustan las cosas dulces, pero sí, son muy buenos). No pudimos conocer casi nada de la ciudad, pero por lo que pudimos ver Lieja no tiene un gran atractivo turístico ya que es una ciudad industrial, en pláticas con otros compañeros de prensa nos comentaron que lo único atractivo allí es la Estación del Tren, y poco más.
Ale Caballero y yo estábamos un poco nerviosos de lo que nos podríamos encontrar al llegar al estadio, ya que los mismos compañeros de prensa, nos habían dicho que su experiencia con la gente de atención a medios del club belga no había sido del todo buena a pesar de tener confirmadas las acreditaciones para el partido, tampoco les había ido bien con Memo Ochoa ya que no les había dado ninguna entrevista.
Cuando salimos de la tienda de chocolates Ale posteó una historia en su Instagram con la siguiente frase y etiquetando a Ochoa: “Cadena de oración para que Memo Ochoa nos dé una entrevista está noche”, poco después le apareció la notificación de que Memo leyó la historia así que, esperábamos que funcionara.
Llegamos al estadio y fuimos directo por nuestras acreditaciones. A pesar de nuestra preocupación resultó ser muy sencillo, el personal fue muy amable y nos las entregaron de inmediato. Como aún faltaban dos horas para el arranque del partido, comenzamos nuestro trabajo en los alrededores del estadio.
En una de las calles colindantes al Estadio se ubican varios lugares de comida, algunos en local fijo y otros en “Food Truck”, en estos puestos se congregan los aficionados antes del inicio del partido, ya sea para comer algo o bien para tomar una cerveza. El ambiente fue muy relajado a pesar de que algunos de los aficionados físicamente impresionaban, por su tamaño, su cabeza calva y su cara “de pocos amigos”, pero la realidad es que son demasiado amables.
Estando allí y con base en “a donde fueres haz lo que vieres”, nos dirigimos a un puesto a comprar algo de comer. En todos los puestos ofrecían únicamente cuatro o cinco cosas, hot dogs y una especie de baguetts con diferentes ingredientes. Nuestra sorpresa fue mayúscula al darnos cuenta que en todos ellos ofrecían algo llamado “el mexicano”, teníamos que probarlo y resultó ser un baguette con carne tipo costilla de res, de muy buen sabor, pero ya saben, faltó la salsa.
Estuvimos caminando por un largo rato afuera del estadio, viendo como la gente caminaba con tranquilidad entre los elementos de seguridad que se ubicaban en todo el entorno. Lo sorprendente es que afuera todo es demasiado tranquilo, no había gritos en apoyo al equipo ni nada más allá de la enorme cantidad de aficionados ataviados con la camiseta y la bufanda del equipo local.
Nada más entrar a nuestra ubicación en la zona de prensa de la grada, Ale me señaló dos banderas mexicanas que se ubicaban en la parte posterior de la portería que comenzó defendiendo el arquero mexicano.
El partido fue entretenido y al final el Standard logró la victoria, pero lo más importante para nosotros venía después del pitazo final, nosotros íbamos por la entrevista con Guillermo Ochoa.
Bajamos a la zona mixta, lugar por el que pasan los jugadores tras bañarse y salir del estadio. Había muy pocos reporteros, alrededor de 10, todos ellos reporteros locales ubicados casi en la primera puerta posterior a los vestidores, y nosotros, solo Ale y yo, colocados en un segundo plano, en donde nadie nos estorbaba ni interrumpía.
Comenzaron a salir los jugadores sin hablar con la prensa, uno de ellos mencionó que solo hablarían dos de ellos según indicaciones del club (ninguno era Ochoa); en ese momento yo creí que lo de Ochoa se había convertido en un imposible. Ale estaba extremadamente nerviosa y emocionada, y tenía razones para estarlo, ella ha admirado a Memo desde el inicio de su carrera con el Club América, cuando ella era aún muy pequeña, y ahora, después de tantos años, estaba a miles de kilómetros de nuestro país esperando poder entrevistarlo.
Dentro de su nerviosismo me repetía mil veces que no me fuera a equivocar al grabar la entrevista, que sí presionara al botón de “grabar” y mil indicaciones más. Por fin salió Memo y al pasar a nuestro lado Ale le pidió la entrevista y, sorpresa (para mi), Ochoa aceptó con una sonrisa… y sí, antes de comenzar a entrevistarlo, Ale volvió a revisar si ya estaba yo grabando (no me iba a permitir ese error y nuevamente la comprendí, y creo que Ochoa también ya que le dio risa).
La entrevista salió perfecta, Ale lo hizo extraordinario, habíamos conseguido nuestro objetivo y los periodistas locales estaban sorprendidos, creo que incluso un poco molestos porque aún no obtenían ellos palabras de ningún jugador. Pero nosotros bastante contentos por el resultado… Ale no cabía de la felicidad ya que no paraba de hablar de la sonrisa de Memo Ochoa y de lo bien que se ve con cabello corto (jaja).
Al salir grabamos un video de cierre y estando en la explanada pasaron varios chicos y chicas belgas que se detuvieron con nosotros y hablaron maravillas de Memo y de los mexicanos (también los entrevistamos).
Y así cerramos nuestra aventura de esta ocasión en Lieja, partiendo directamente a nuestro hotel en Eindhoven a descansar porque aún había mucho más por hacer en Europa
Nuestra siguiente parada sería la ciudad de Madrid, en donde se llevaría acabo el derbi local, Real Madrid recibiendo al Atlético de Madrid en el Santiago Bernabéu, un partido que no podíamos perdernos y en donde tocaba, nuevamente, compartir la previa del partido y el desarrollo del mismo.
No te pierdas las próximas entregas de Estampa por Europa, podrás vivir la experiencia como si estuvieras inmerso en ella, estés en donde estés en el Mundo. Y recuerda que en redes sociales puedes encontrar los reportajes completos en video, además de fotografías y clips de nuestro día a día durante esta cobertura.